17/2/11

TRISTE CLAVEL

Miguel Molina Díaz

No seas la tristeza que vi en tus ojos,
tampoco las lágrimas en tus mejillas,
arráncate la desolación del pecho,
despiértate de tu sombría agonía.
Vuelve a ser la flor primaveral,
el clavel que floreció en invierno.

Caminabas apagada bajo la lluvia,
como si el sol no naciera de tus ojos.
¿Acaso has olvidado? ¿Acaso no recuerdas?
Tierna y dulce, eres el cielo,
eres la cumbre de mis nevados
y las estrellas del firmamento.

De dónde salió la angustia lacerante,
que intenta vencer tu claridad,
la luminosidad de tus ojos,
la certeza de tu mirada infinita.
Pequeña flor, tu nombre es clavel
y es rosa y es imposible.

Quisiera ser el amanecer que te hace falta,
y llenar de alegrías tu rostro derrotado,
pero no puedo, me has borrado de tu vida.
Y yo mismo quise no constar en tu historia,
ni en tus recuerdos ni en tus nostalgias,
pero no entiendo tu melancolía.

¿Por qué es tan difícil dejar de quererte?
Mi pensamiento rehúsa olvidarte,
no puedo evitar en mí tu tristeza,
pero tú preferiste otras caricias,
esas que te han causado soledad,
caricias fallidas.

Eres mágica incluso callada,
entierra esa tristeza que te silencia.
Necesito encontrar tus ojos,
requiero encontrarte en el vacío
para que seas esa luz eterna
y el fuego intenso en mis sentidos.

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