15/7/11

NO HAS MUERTO SOLA


Miguel Molina Díaz

Dos años, nada más, duró la espera.
Muertos se iban quedando los anaqueles de libros
y los recuerdos de viajes y besos.
Las madrugadas en que no estaba él
para despertarte con caricias.
Las tardes en que no encontrabas su voz
para revivir sus conversaciones largas.
Y esas noches reflexivas en que,
la premonición de un reencuentro,
era para ti deseable.

No, Nicole, no has muerto sola.
Tu vida revivía su existencia
y pienso que todos nosotros te debemos mucho.
Tal vez sea veraniegamente tarde para agradecimientos
pero tú lo cuidaste por todos nosotros
y al hacerlo, nos preservaste a todos juntos.

No, Nicole, no has muerto sola.
Jorgenrique representa
(siempre en presente)
lo mejor de todos nosotros
y tú has sido la fiel guardiana de sus versos,
en consecuencia, de nuestra poesía.

Nací en un país crucificado
por la línea equinoccial y la cordillera andina
(esto lo decía él, yo lo parafraseo)
y gente como tú y como él
me enseñaron que cuando uno dice “mi país”
lo debe hacer desde el amor y desde la piel.
Y cuando uno dice “poesía”
lo hará desde el silencio más auténtico.

No, Nicole, no has muerto sola.
Llevas en tus manos saludos y recados
para un poeta que, curioso y preciso,
nos abría constantemente los ojos
(de mi parte dale un abrazo).
Pero no puedo ni debo negarte
que tu partida me duele tanto como la de él
porque en él habitabas.
(¡Aquel 3 de julio desolador!)
Y siento lo solo que se va quedando
este mundo, sin ustedes.

No, Nicole, no has muerto sola.
Julio ha preparado la reconstrucción
de sus cuerpos en la península,
“con sus toallas de arena”.
Y en su nombre, ¡habremos poetas!,
desenterraremos el amor legendario
(aquel que comenzó como una obra de teatro),
y lucharemos insaciables y totales
para no quedarnos “así sin pruebas,
de que existió la eternidad un día.”

Pronto saldré a la calle
al medio de todo y de todos,
de toda la noche y el cielo.  
Gritaré: ¡Adoum! ¡Adoum! ¡Adoum!
Tres veces. Quiero que respondas.
Y no, Nicole, no has muerto sola.


1/7/11

AMOROSA ANTICIPACION




JORGE LUIS BORGES

Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta 
ni la costumbre de tu cuerpo, aún misterioso y tácito y de niña, 
ni la sucesión de tu vida asumiendo palabras o silencios 
serán favor tan misterioso 
como el mirar tu sueño implicado 
en la vigilia de mis brazos. 

Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño, 
quieta y resplandeciente como una dicha que la memoria elige, 
me darás esa orilla de tu vida que tú misma no tienes, 
Arrojado a quietud 
divisaré esa playa última de tu ser 
y te veré por vez primera, quizá, 
como Dios ha de verte, 
desbaratada la ficción del Tiempo 
sin el amor, sin mí.