30/3/11

El Sentir la Despedida. Ideas de un Adios.

Pietro Marsetti

Ver la ultima palabra resbalar,
el quiebre de la esperanza en otros ojos.
Una gota de sal liderando un río
 la voz fina, tono roto, sentir frío.

Oler la suavidad de la piel
degustar lo esencial de un ultimo abrazo
fijar mi horizonte en esos ojos
verlo lejano, utópico, altiplano perdido.

Probar gotas de dolor
absorber el veneno en copa.

Concreto el olvido, dolida  el alma,
esta parte volando, no acompaña.
Se experimenta el ambiente mas ajeno a  la vida,
inesperada la sensación de desalma.

La falsa presunción de que no hay escándalo
invisible  la presencia, incómoda, en el pecho,
definirla como una daga de sentimientos.
Pulsa el corazón por dentro.

Evitar lo impuesto por lo real, querer volar lejos de casa
fantasear con la vida de color rosa.
Sin mentirse uno quiere del ocaso rápido del tiempo
esperar a que todo muera lento.

Débil a la orilla de los sentimientos
la razón se pierde, se apogea en un laberinto, sin hallar salida.
Intenta trazar líneas de esperanza, componer frases,
enredarse de versos, de alegría rota.
Las paredes, murallas altas, dejan todo concepto ajeno.

Sensible una tarde al estar quebrada de encantos.
Larga la noche de imágenes del pasado.
Dura la mañana al pensar que esta llena de olvido.
Perfecto día de vida tras el acontecido.

Frágil el espíritu al imaginar la belleza
De lo que era ajeno ante mis ojos
Sin embargo cercano a los deseos.
Pinchazo agudo que denota lo mas profundo y sensible.

Llegan notas al alma
sobre la vida que fue compartida.
Incitan a escribir con pluma, imaginario futuro.
Inseguridad abundante, corazón insípido, en qué se basa tu locura.
Dejar la hoja blanca, que la escriba el destino.

24/3/11

Eres tu

Pietro Marsetti

Eres tu, cuando te siento conmigo
porque vuelas libre
cuando más destalla tu sonrisa.
Se abren tus pupilas, irradian vida.

Cada facción reclama por una sensación
se mueve tu rostro con tanta armonía
dejando hasta el ultimo detalle en su puesto
tan preciso, imposible no entenderlo.

La fantasía de tenerte cerca
disfrutar como un aficionado del teatro.
Ver a la actriz de mi alma hablando
verla, cuando me mira, sentir ese impacto.
Ella continua el guión para su único aficionado.

Posee mi vida con su mirada, en el escenario no es cualquiera
es ella, la actriz, que no actúa
sigue el papel de enamorada.

Baila y no son movimientos
son un trance de mil gestos que libera
es aire lleno de alegría
es jardín lleno de fantasía.

Atento a la melodía de tu música
grita desde lejos que busque tu alma
sigo tu paso, es mi guía, hasta la fantasía.

Aventurero decido no alejarme, quiero esa sonata.
Decido el infinito contigo.

Soy, cuando llego a la laguna de tu aura
agua que se derrite, lento, a tu orilla.
Dejando el reflejo de lo que fue mi cuerpo en tus aguas.
Siento ser uno.
Siento que deje de ser
para ser contigo.

23/3/11

HISTORIA DE UN REFLEJO


Cristina Carrasco

Somos uno solo en el diluvio de pensamientos,
pensamientos que atraviesan la mente,
 dejándola volar.
El espacio sideral es su mayor víctima,
pero el astro mayor llamado memoria,
 la captura.

Ella intenta escapar de aquellos recuerdos
borrosos y casi nada claros,
podría ser su país de las maravillas
o tal vez el infierno pintado de rosa.
El segundero del reloj con un ritmo inconstante
define su existencia.

Basada en un oscuro pasado
que es absuelto por un magnifico presente.
Se mira en el espejo y ahí se encuentra
con aquel rostro que ha visto por tantos años
y sin embargo le resulta tan desconocido
el brillo de sus ojos es otro
y el sonido de su voz irreconocible……

21/3/11

TU SONRISA

Miguel Molina Díaz

Puede que sea un día muy triste
que el sol se esconda entre grises nubes
y que todo sea oscuridad.

Puede ser que llueva y truene
como si el cielo se partiera en mil pedazos
y que no oigamos a pájaros cantar.

Puede que me sienta inapelablemente solo
y que el día gris me provoque mucho frio
hasta hacerme doler los duros huesos.

Puede ser que el país se esté muriendo
que la democracia se llene de traidores
y que la asamblea se asfixie de alza manos.

Pero si veo tu sonrisa
si la encuentro entre las nubes grises
si la descubro y redescubro con mis ojos
sale el sol y mi día se alegra.

Si diviso tu sonrisa entre la lluvia
y la logro reinventar pese a los truenos
me reconforto y alivio
incluso si no llego a ver el cielo.

Si me ilumina tu sonrisa indeleble
me calientas cada uno de los duros huesos
dejas desamparado al pobre frio
y dejo de sentirme desafortunadamente solo.

Si avizoro tu sonrisa y la tomo entre mis manos
mientras  los traidores matan la democracia
y los sumisos alzan la mano en la Asamblea
tu sonrisa me da fuerzas de protesta.

Entonces tu sonrisa es una llama
que encendida y radiante me asombra
absorbe mi tristeza y la detiene
extingue mi soledad con su ilusión
socorre mis huesos del frio absurdo
libera a mi país de sus traidores.

En otras palabras
veo tu sonrisa
y amanece.

* Día Mundial de la Poesía

16/3/11

POEMA 1

Andrés Román Guerrero

Quiero dibujar una estrella en el cielo,
te miro ausente, divina como siempre
suaves brisas anuncian a lo infinito
que tal amor ha existido,
un nido de pasiones desmesuradas
donde nos absorvemos con nuestro calor
y no dejamos que las hojas caigan.

Es la primavera de nuestras vidas,
a mis has llegado, primero como algo,
ahora como todo, bella
no me dejes con tu ausencia,
mis ríos se secan y los días
parecen solo noches frias, solitarias, silenciosas,
por eso miro al cielo, he intento
no mirar a mi mundo, no sin ti.

Quiero dibujar estrellas en el cielo,
quiero decorarlo todavía,
que tu amor llene mi pluma,
y esta sed incontrolable nunca se acabe,
pues de esta costumbre bien llevada
deriva amor de verdad.

15/3/11

No te vayas sin mi nota

Pietro Marsetti

No hullas sin que sea conmigo.
Ni disfrutes del encanto de una noche
sin que te de, de mi abrigo.
No camines solo por calles, llenas, de olvido.

Siento, cercana, y se que es tu presencia
vivo y sé que es vida por ti
respiro un aire lleno
no de algún compuesto. Respiro también por ti.

Apuestas a la noche tu suerte
te vas sin huella.
Imagino que vas segura
pienso que vuelas tranquila.

Tomo un poco de la soledad
me guardo en el consuelo 
de fingir en convencerme
de que nada te va a pasar.

Pensar en que es tu vida, tuya.

Egoísta, te vas sola.
Recuerdo en que algún día tu cuerpo me decía:
“contigo hasta el cielo”.

Me preocupo. Por qué te fuiste?
No le tolero a la paranoia
siento que en la obscuridad acecha.
Pensarte lejos y sentirte cerca.

No te vayas, desaparecida.
Talvez estas muy lejos.
Partiste sin despedida
partiste sin un ultimo beso.

Deseosa de soledad partiste de mi vida?

Dudas. No me altero.
Alego al pensamiento positivo.

Se que estas viniendo.
La partida fue momentánea, espero.

Te fuiste, esperare tu llegada.

Partiste sin una nota
que me diga
en que paraíso te encontraba.

12/3/11

CARTA A EURÍDICE

Miguel Molina Díaz

Eras la ninfa de los valles de Tracia
y tu canto era el deleite formidable
que recorría los cielos en mi búsqueda,
tu voz habitaba cada uno de mis sueños.

Vida mía, amada musa,
tu melodía sonaba en mi corazón cada mañana,
por oírte solamente despertaba cada día,
pero para conquistarte solo tenía mi música.

Tu voz prodigiosa era celestial inspiración mía.
No éramos más que dos músicos mortales
y poco a poco te fui enamorando sin creerlo
porque no me sentía digno de tu magia.

Fueron tantas las veces que me arrodillé ante Apolo
implorándole que me ayude a existir para vivirte
porque solo verte amor, solo mirarte,
quise para todo el resto de mi vida.

El Dios de la luz, la música y la poesía,
bondadosamente atrevido,
sin prever en su oráculo divino
la crueldad que nos estaba esperando,
hiso que a tus oídos mi música llegase
porque toda ella para ti fue creada.

Tomando tu mano, Eurídice querida,
podía recorrer todo el Olimpo y la Tierra
porque esa magia que irradiaba de tu piel
era la llama fosforescente de tu amor mitológico,
de tu música radiante.

Y claro que los dioses estaban repletos de envidia,
Hefesto ardió de rabia en medio de su fuego,
era por tu sonrisa vida mía    
y por el brillo de mis ojos al contemplar tu alegría.

Mar y Tierra sucumbieron a tu voz,
Poseidón abandonó sus aguas para oírte
y Hermes no entregó sus mensajes,
porque el día de nuestra boda
tu canto el mundo entero iluminó
y ni siquiera Afrodita logró medir
mi obsesión por tu voz.

Adorada,
el día que tu nombre se unió al mío
brilló con más fuerza la luz del sol
y desde ese momento
todos en el perverso Olimpo supieron
que nuestra música duraría para siempre.

Y es que no logro imaginar sin ti
mi ritmo ni mis canciones
porque son notas que brotan de tus dedos al tocarme
y porque sin tus ojos no existiría melodía.

Te juró, Eurídice amada,
nuestra música no tendrá fin
sabrá levantarse del horror del inframundo
para inspirar la historia del hombre
porque habitarás en toda mujer sobre la Tierra.

¡Pero esté destino impávido!
Todos se quedaron pasivos ante tu muerte,
Zeus no se horrorizó frente a tu partida
ni condenó a la nefasta serpiente que se llevó tu vida.

Días enteros lloré sin descanso
al no encontrar tu cuerpo limpio entre mis brazos
y mi paladar se fue muriendo sin tu sabor.

Sentí como se iba apagando mi música lentamente,
su agonía era un dolor ardiente y feroz
que sacó lágrimas a humanos y dioses
pero nunca les perdoné tanto horror.

Por encontrarte,
por tomar en mis manos las tuyas
y besarte infinitamente tu divinidad,
por poner mis labios en tus muslos
y con los ojos contemplarte
hasta reinventarnos, otra vez, la musicalidad,
no me importó correr el riesgo de buscarte
y recorrer todos los mundos hasta hallarte
porque muy muerta se quedó mi vida sin tu aliento.

Adorada,
esa nuestra música es poderosa,
largas distancias recorrí con ella tras tu rastro
doblegando los corazones pusilánimes de demonios
haciendo llorar por única vez a los tormentos
porque tu magia, Eurídice,
fue única sobre la Tierra.

Esa música que al inframundo a tu rescate bajó
era gigante, era un arma furiosa
y el mismísimo Hades sucumbió a su armonía.
Perséfone, implacable como ninguna,
cruel reina del mundo de los muertos
no pudo resistirse a mi poesía
y por primera vez todo el Erebo sollozó.

¡Trampa de vanidad absurda,
exigirme que no te vea era atroz!
¿Cómo negarte ante mis ojos?
Cuán perversos fueron los infernales
que me prohibieron verte
hasta que la luz del sol te bañase.
Pero, ¿cómo rehuir tu mirada?

¿Cómo hacer para no explorarte,
para no besarte con los ojos el alma
y no temblar al contemplarte y al sentir tu piel rozando la mía?
¿Cómo no pudieron comprender mi necesidad
de sentir tus tibios labios con los cinco sentidos de mi cuerpo,
tus nítidas formas de sirena?

Una vez más te arrebataron de mí
y tu desaparición me partió en mil pedazos
hasta quedar gritando en la desesperación
más desolada y agónica.

Mi soledad entristeció al cosmos entero
y lentamente me sumergí en tu recuerdo para llorarte.
Perdió el sentido componer música
pues mis días se quedaron sin sustento
y mientras los dioses gozaban su néctar,
su ambrosía,
yo los odiaba por no sufrir ellos tu ausencia.

Pregunté a mi llanto cómo reinventar tu sonrisa,
cómo cobrarle al Oráculo de Dionisio
la insensibilidad olímpica de los dioses olímpicos
que me arrebataron tu canto.

Es preciso que sepas,
después de ti, no hay olvido,
no hay perdón para el dolor ni mi abandono,
porque tu muerte está en la conciencia de los todopoderosos
y nuestros gritos recorrerán la historia,
por siempre,
porque incluso destruido ya el cielo,
los humanos sabrán que existió una Eurídice
y que fue amada por un Orfeo
como nadie jamás amó a una ninfa.

Poco me dolieron los agravios,
los golpes y las cortaduras de la mutilación,
las atrocidades del destrozo.
Mucho les agradezco a las ménades tracias
haber lujuriado con mi cuerpo conduciéndome a la muerte.
Pero solo dolor sentí en sus manos
porque solo en las tuyas me recobijo
me lleno de júbilo el espíritu.

Dioses embusteros,
les he arrebatado mi música porque no se la merecen,
son monstruos, son déspotas,
el Olimpo está podrido.

Pero Eurídice,
donde quiera que estés mira al cielo,
búscame en la constelación que te esté mirando,
que desde la más alta estrella
siempre te recuerdo.

7/3/11

INVIERNO

Monserrate Quezada

El invierno nos alcanzó…
Y son estas gotas frías
o tal vez mis fantasías
quienes nublan mi razón

Miro la lluvia caer despacio
mientras ahuyento los malos presagios
ya son tantas las advertencias
que van perdiendo su influencia

Y en este invierno congelado
aquello desterrado ha regresado
aquello sin poder ser confirmado
vuelve a sentarse aquí a mi lado

Luego viene el viento helado
y me grita en el oído
que todo lo prohibido
no quedará sin ser vivido

Los gélidos días se acaban
y en las noches al recostarme
en mi mente los pensamientos divagan
pero el deseo por verte jamás se apaga.

6/3/11

POEMA AL AMOR

Monserrate Quezada
Miguel Molina Díaz
Pietro Marsetti

Oh amor, eres tan egoísta
quiero llegar a ti y no me das ni una pista
te busco entre los sueños que nos juramos
pero no encuentro el calor de tu piel en el vacio
respiro por instinto desde que nos separamos
pero tus palabras no dejan de tener sentido
la ilusión de verte otra vez
y de que te veas en mi
permanece todavía y por siempre.

Pero, ¿qué pruebas hay de que fuimos reales?
¿De que no fuiste un espejismo?
¿De que alguna vez nos arriesgamos a todo?
Solo tu voz en lo profundo de la noche
pero se desvanece.
Y siento tu voz lejana en el vacio
y por más que te vea una vez a los ojos, a ti,
siento el mismo hueco de abismo
de estar cerrado, de estar sin ti ni contigo.

Solo queda mi corazón dolido
que late aún por el mínimo sentido.
Por el mínimo sentido
de sentirte otra vez mía.

Y si no rompo tus recuerdos
es por dos motivos
aún quiero que sean míos
y que al menos a mi memoria
no llegue tu olvido.

Ve tranquila....!
yo con la desesperación
con el amor y
sin tu cariño....

5/3/11

TRAIDORES


Miguel Molina Díaz

Traidores,
deseo recordar su rostro,
el rostro engañoso
que me mostraron,
su silueta indefensa
que resultó ser perversa,
quiero recordar sus nombres.

Amaneció la traición
y ustedes la parieron,
traidores,
muestren esos ojos
que no pueden mirar de frente
porque no conocieron jamás
dignidad o humildad,
son ojos nauseabundos por dentro,
aunque por fuera
parecían sinceros.

No se escondan,
no hay vergüenza más grande
que la negación del propio ser,
déjense invadir por el descaro
como se dejaron llevar por la vanidad.
Pero no olvidaré sus nombres
menos sus rostros.

Traidores,
me es imposible pensar en el perdón
porque no les interesa.
No importa traidores,
seguiremos adelante,
a paso firme y radical,
situados sobre la tierra
sin ninguna vergüenza,
ni remordimientos
porque ustedes son los traidores.

Y su mirada nerviosa
de pupilas mentirosas
no verán
la profundidad de ojos sinceros.
No podrán,
se morirán de vergüenza,
porque buscaron sembrar terror,
pero recuerden mi nombre traidores
que yo recordaré los suyos.

1/3/11

POR QUÉ CANTAMOS


Mario Benedetti

Si cada hora viene con su muerte
si el tiempo es una cueva de ladrones
los aires ya no son los buenos aires
la vida es nada más que un blanco móvil

usted preguntará por qué cantamos

si nuestros bravos quedan sin abrazo
la patria se nos muere de tristeza
y el corazón del hombre se hace añicos
antes aún que explote la vergüenza

usted preguntará por qué cantamos

si estamos lejos como un horizonte
si allá quedaron árboles y cielo
si cada noche es siempre alguna ausencia
y cada despertar un desencuentro

usted preguntará por que cantamos

cantamos por qué el río está sonando
y cuando suena el río / suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino

cantamos por el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos

cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota

cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta

cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos

dejar que la canción se haga ceniza.


*Un poema de Mario Benedetti, para inaugurar el mes de marzo con una poesía cuya fuerza ha sido el despertar y la esperanza de generaciones.