Por qué te quiero
y por qué no eres como
quisiera que seas.
Como mi misma voz
en un viento nublado.
Como mis mismos ojos sin
limites hablando a la nada.
Por qué no encuentro en tu abrazo
el fin de mi pena
y encuentro en tus dedos
las cadenas que me atan a ti.
Y por razones instintivas
nos alejamos para curar
un poco los sentamientos,
que acabaron de romperse.
Ahora somos desconocidos,
y es ahí en donde se
alarga el amor y la pena.
Es en donde el amor se hace grande e infinito.
Frente a mi sigues distante
y te miro como por la noche a la luna.
Das un paso, intentas,
te alejas pero no suelto tu mano.
Y solo basta el final de tu sonrisa,
para que sonría de nuevo,
para que sienta como la felicidad
me baña en tus ojos.
Y solo es el silencio
son tus cadenas,
que hace que te quiera
como quisiera que seas.
Pietro Marsetti