Miguel Molina Díaz
Es tan doloroso el silencio,
que nos encuentra al final del día,
instante lleno de incertidumbre,
me mata pero te recuerdo,
a ti,
presencia distante,
amor intocable,
presagio imborrable.
Llegó el amanecer,
pero no nos tocó su brisa,
la aurora no nos despertó,
tal vez a ti,
pero ya no te veo,
te escondes,
te busco y desespero,
nos desencontramos,
nos desconocemos.
Pasajera, te fuiste,
yo te vi partir,
te quise sacar de mi sangre,
y que el crepúsculo te olvide,
que salgas del sol y la luna,
pasajera,
he decidido olvidarte.
Y este silencio desenfrenado,
es como una hoguera,
que no se acaba,
que me quema,
y tu mirada lejana me mata,
me degolla,
como una balacera,
una y otra vez,
pero resucitaré sin ti.
Adiós.
que nos encuentra al final del día,
instante lleno de incertidumbre,
me mata pero te recuerdo,
a ti,
presencia distante,
amor intocable,
presagio imborrable.
Llegó el amanecer,
pero no nos tocó su brisa,
la aurora no nos despertó,
tal vez a ti,
pero ya no te veo,
te escondes,
te busco y desespero,
nos desencontramos,
nos desconocemos.
Pasajera, te fuiste,
yo te vi partir,
te quise sacar de mi sangre,
y que el crepúsculo te olvide,
que salgas del sol y la luna,
pasajera,
he decidido olvidarte.
Y este silencio desenfrenado,
es como una hoguera,
que no se acaba,
que me quema,
y tu mirada lejana me mata,
me degolla,
como una balacera,
una y otra vez,
pero resucitaré sin ti.
Adiós.