Andrés Román Guerrero
Siempre soñé con despertarme
junto a tu suave y delicada boca,
bañado en suaves recuerdos
de nuestra inmensidad.
Siempre soñé con encontrarte
en tu lado de la cama,
y con mis dientes morder
y hacerte vibrar hasta la eternidad.
Pero estamos perdidos,
hemos abierto la puerta
y la soledad nos abraza
con sus garras de sal.
Y ya no muerdo la manzana,
ya no muerdo tu boca,
quizas ya no soy yo,
quizas no seas tú, para que repetir.
Y nos hallamos caminando
por los senderos del fin,
trato de tropezar, para no llegar
y no tener que arrepentirme.
Trato de no llorar,
no me quiero arrepentir,
pero son tus manos
las que ya no me hacen sentir.
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