Cada vez que muere un poeta el mundo entero se estremece, la naturaleza siente su partida, su ausencia entristece los océanos, la Tierra siente un gran vacío, por un día.
Cada vez que muere un escritor, el pueblo se hunde en la soledad, los arboles gimen de dolor, las ciudades pierden su encanto, los atardeceres lloran, por un día.
Al día siguiente el poeta y el escritor que muere, se hace leyenda. Sus versos y su prosa lo hacen inmortal y todo vuelve a ser alegría.
Gracias Ernesto Sábato por tu creación narrativa que nos dio momentos de fascinación y por cada una de tus letras que nos sumieron en intensas historias inconcebibles.
Gracias por tu Túnel, que nos hiso reencontrarnos a cada uno de quienes te leímos, porque nos conociste a todos y por eso nos hiciste personajes de tus libros.
Ernesto, hoy lloraremos todos, pero mañana serás inmortal.
Los Poetas Caídos
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